3/12/08

..y.si.nos.dejamos.caer?...

Vivimos en un mundo en el que cada vez nos encerramos más y más en nosotros mismos. Transitamos cada vez más introspectivamente. Las necesidades básicas ya están satisfechas desde antes de dar a luz.
¿Acaso ya nadie tiene sueños?
¿Ya nadie se cuestiona sobre dilemas existenciales, místicos o simplemente se cuestiona?
¿Y por qué uno es tildado de loco si sí hace todo eso? ¿Por qué hay tanto prejuicio?
No nos damos cuenta, pero estamos cada vez más alejados de nuestro entorno y más aún de nosotros mismos.
Hay que abrir la mente. Despejarla y despejarse, flotar en una galaxia de pensamientos y sensaciones y ver hasta dónde somos capaces de llegar. Imaginemos la galaxia. Sintámonos parte de ella.

Sorprenderse.
Y sorprender. Me gusta descubrir cosas nuevas en el día a día. Encontrar, tocar y sentir. Respirar. Tropezar, una y mil cuarenta veces. Me gusta chocarme con la gente y ver su expresión cuando esto ocurre. Mirar a los ojos, me gusta.

Otra cosa importante! La mirada.
¿Por qué pocos miran a los ojos? ¿Tienen miedo? ¿Vergüenza, quizás? Pero… ¡qué tontería! Es decir, la mirada, los ojos… lo son todo. Lo dicen todo y sin la necesidad de siquiera una palabra, un monosílabo. Pero la mirada cara a cara, el contacto ojos propios con ojos ajenos. No cualquier mirada.
La mirada es lo más fuerte que tenemos y pocos se atreven a ello.

Arriesgar.
Lo que le hace falta al ser humano. A todos.
Arriesgar, jugarse a más, a todo. Probar (ver qué puede llegar a pasar).
Salir del jaulón, de la caja, del departamento, de la oficina.
Saltar al abismo, a la nada.
Al todo.

And just... let it be.

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